El
amor es eterno
(Corintios 13.8–13)
8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías
se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Los corintios eran bebés
espirituales y, como tales, se esforzaban por lo temporal y descuidaban lo
permanente. Querían los dones espirituales pasajeros en lugar de carácter
cristiano duradero. El amor nunca «deja de ser» (deja de tener fuerza o
autoridad). Estos otros dones pasarán: las profecías se reemplazarían por la Palabra
escrita de Dios; las lenguas no harían más falta; los dones de conocimiento
especial serían puestos a un lado por el ministerio de enseñanza del Espíritu a
partir de la Palabra. Pero el amor y las virtudes que produce permanecerán para
siempre.
Pablo explica que estos
dones especiales fueron necesarios durante el período de la infancia de la
iglesia. Las manifestaciones especiales del Espíritu eran las credenciales de
los apóstoles (Ro 15.18, 19). Dios
no siempre usa milagros para certificar su verdad, pero a menudo lo hizo. En
Tesalónica, por ejemplo, el Espíritu se reveló en una predicación poderosa de
la Palabra y no en milagros (1 Ts 1.5,
6). En el versículo 11Pablo usa
un simple ejemplo de la niñez. No condenamos a un niño porque hable como un niño,
pero condenamos a un adulto si balbucea como un niño. «Es tiempo», dice el
apóstol, «que ustedes niñitos crezcan y empiecen a hablar como adultos. Las
lenguas y otras manifestaciones especiales pertenecen a la infancia espiritual.
¡Crezcan!» En 14.20 Pablo de nuevo
les dice que dejen de actuar como niños.
Siempre habrá lugar para el
crecimiento en la iglesia y mientras crecemos sabremos y veremos de forma
imperfecta. Corinto era famosa por sus espejos de metal, de modo que Pablo los
usó a manera de ilustración. En esos espejos uno veía sólo un pálido reflejo de
la persona, de la misma manera en que hoy nosotros vemos nada más que un
nebuloso reflejo de Dios. Pero cuando Cristo venga, le conoceremos así como Él
nos conoce. ¡Y seremos como Él es!
La iglesia se acerca a la
perfección mediante el amor: los creyentes amando a Cristo y amándose unos a
otros; sosteniendo la verdad en amor; practicando la verdad porque le amamos a
Él. «Edificando el cuerpo en amor» es la manera en que lo dice Efesios 4.16 y este es un ministerio en
el cual todos debemos participar. Fe, esperanza, amor: estos tres permanecen
para siempre; y el amor es el mayor de ellos, porque «Dios es amor» (1 Jn 3.18)